Todos nos percibimos de alguna forma.
La formación de nuestra identidad desde el momento de nacer esta condicionada por las relaciones que establecemos con el ambiente externo, con la “madre” (o quien tome el papel de madre) y hacia el interior, con nosotros mismos.
En pocos meses el entorno, sus leyes costumbres y valores empiezan a influir en nuestro ser.
A través de todo este proceso es como nuestra psique se configura de forma que adquirimos una identidad propia que valoramos como positiva y nos posibilita descubrir el mundo tendiendo al equilibrio.
Nos conformamos como seres independientes y únicos, diferentes a todos los demás y a la vez similares, que hace que seamos creativos y que las experiencias se traduzcan en enseñanzas.
En todo ese universo relacional con el exterior y con nosotros mismos qué es la vida seremos conscientes de nuestras posibilidades de desarrollo, tendiendo siempre de ir un poco más allá, consiguiendo el placer en el éxito y la enseñanza de los fracasos.
Sin embargo, no siempre es así.
Muchos de nosotros, por tantos motivos diferentes como personas existen, tenemos una valoración negativa de nosotros mismos. Creemos que somos incapaces de acometer los retos normales de la vida que para otros no son ningún problema.
Nos vemos incapaces de mantener una relación y nos retraemos porque creemos, antes de empezar, que no se nos va a apreciar.
Mantenemos una imagen física y psíquica negativa de nosotros mismos, convirtiéndonos en seres inseguros creando un círculo vicioso en el que transmitimos una imagen negativa a los demás que hace que nos reafirmemos emocionalmente en nuestra falta de valor.
No nos deseamos por lo que no nos desean con lo que nos reafirmamos en que no nos deseemos.
Romper ese círculo, haciendo conscientes los potenciales que tenemos en el inconsciente, reestructurar los valores con los que nos medimos, descubrirnos a nosotros mismos, aprender a presentar nuestros valores. Todo eso es una labor que se realiza mediante una terapia hipnótica.
Podemos mediante hipnosis acceder a nuestro inconsciente y romper ese endiablado círculo vicioso, aprender a vernos de otra forma y a ver nuestro entorno de una forma más objetiva.
No es cuestión de gritar muchas veces “yo puedo, yo puedo” y al poco tiempo volver a caer en el hoyo depresivo. Sin prisas, sin esperar soluciones mágicas mediante hipnosis podemos conocernos “tranquilamente” a nosotros mismos.
Conocer nuestras posibilidades y potenciarlas y aceptar nuestras negatividades, comprenderlas y hacer de ellas enseñanzas para el futuro.


